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EL MONTE DE LAS ÁNIMAS

Monte de las animas

Fuente de la foto

El monte de las ánimas
[Leyenda soriana. Texto completo]

Gustavo Adolfo Bécquer
La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.

Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato me decidí a escribirla, como en efecto lo hice.

Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche.

Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas.

                                                       I

-Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.

-¡Tan pronto!

-A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.

-¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?

-No, hermosa prima; tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.

Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia.

Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:

-Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.

Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.

Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.

Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.

La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporárseles los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria.

II

Los servidores acababan de levantar los manteles; la alta chimenea gótica del palacio de los condes de Alcudiel despedía un vivo resplandor iluminando algunos grupos de damas y caballeros que alrededor de la lumbre conversaban familiarmente, y el viento azotaba los emplomados vidrios de las ojivas del salón.

Solas dos personas parecían ajenas a la conversación general: Beatriz y Alonso: Beatriz seguía con los ojos, absorta en un vago pensamiento, los caprichos de la llama. Alonso miraba el reflejo de la hoguera chispear en las azules pupilas de Beatriz.

Ambos guardaban hacía rato un profundo silencio.

Las dueñas referían, a propósito de la noche de difuntos, cuentos tenebrosos en que los espectros y los aparecidos representaban el principal papel; y las campanas de las iglesias de Soria doblaban a lo lejos con un tañido monótono y triste.

-Hermosa prima -exclamó al fin Alonso rompiendo el largo silencio en que se encontraban-; pronto vamos a separarnos tal vez para siempre; las áridas llanuras de Castilla, sus costumbres toscas y guerreras, sus hábitos sencillos y patriarcales sé que no te gustan; te he oído suspirar varias veces, acaso por algún galán de tu lejano señorío.

Beatriz hizo un gesto de fría indiferencia; todo un carácter de mujer se reveló en aquella desdeñosa contracción de sus delgados labios.

-Tal vez por la pompa de la corte francesa; donde hasta aquí has vivido -se apresuró a añadir el joven-. De un modo o de otro, presiento que no tardaré en perderte… Al separarnos, quisiera que llevases una memoria mía… ¿Te acuerdas cuando fuimos al templo a dar gracias a Dios por haberte devuelto la salud que viniste a buscar a esta tierra? El joyel que sujetaba la pluma de mi gorra cautivó tu atención. ¡Qué hermoso estaría sujetando un velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha prendido el de una desposada; mi padre se lo regaló a la que me dio el ser, y ella lo llevó al altar… ¿Lo quieres?

-No sé en el tuyo -contestó la hermosa-, pero en mi país una prenda recibida compromete una voluntad. Sólo en un día de ceremonia debe aceptarse un presente de manos de un deudo… que aún puede ir a Roma sin volver con las manos vacías.

El acento helado con que Beatriz pronunció estas palabras turbó un momento al joven, que después de serenarse dijo con tristeza:

-Lo sé prima; pero hoy se celebran Todos los Santos, y el tuyo ante todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío?

Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra.

Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volviose a oír la cascada voz de las viejas que hablaban de brujas y de trasgos y el zumbido del aire que hacía crujir los vidrios de las ojivas, y el triste monótono doblar de las campanas.

Al cabo de algunos minutos, el interrumpido diálogo tornó a anudarse de este modo:

-Y antes de que concluya el día de Todos los Santos, en que así como el tuyo se celebra el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo, ¿no lo harás? -dijo él clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico.

-¿Por qué no? -exclamó ésta llevándose la mano al hombro derecho como para buscar alguna cosa entre las pliegues de su ancha manga de terciopelo bordado de oro… Después, con una infantil expresión de sentimiento, añadió:

-¿Te acuerdas de la banda azul que llevé hoy a la cacería, y que por no sé qué emblema de su color me dijiste que era la divisa de tu alma?

-Sí.

-Pues… ¡se ha perdido! Se ha perdido, y pensaba dejártela como un recuerdo.

-¡Se ha perdido!, ¿y dónde? -preguntó Alonso incorporándose de su asiento y con una indescriptible expresión de temor y esperanza.

-No sé…. en el monte acaso.

-¡En el Monte de las Ánimas -murmuró palideciendo y dejándose caer sobre el sitial-; en el Monte de las Ánimas!

Luego prosiguió con voz entrecortada y sorda:

-Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces; en la ciudad, en toda Castilla, me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendentes, he llevado a esta diversión, imagen de la guerra, todos los bríos de mi juventud, todo el ardor, hereditario en mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres; y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir del peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; y, sin embargo, esta noche… esta noche. ¿A qué ocultártelo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas… ¡las ánimas!, cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento sin que se sepa adónde.

Mientras el joven hablaba, una sonrisa imperceptible se dibujó en los labios de Beatriz, que cuando hubo concluido exclamó con un tono indiferente y mientras atizaba el fuego del hogar, donde saltaba y crujía la leña, arrojando chispas de mil colores:

-¡Oh! Eso de ningún modo. ¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de difuntos, y cuajado el camino de lobos!

Al decir esta última frase, la recargó de un modo tan especial, que Alonso no pudo menos de comprender toda su amarga ironía, movido como por un resorte se puso de pie, se pasó la mano por la frente, como para arrancarse el miedo que estaba en su cabeza y no en su corazón, y con voz firme exclamó, dirigiéndose a la hermosa, que estaba aún inclinada sobre el hogar entreteniéndose en revolver el fuego:

-Adiós Beatriz, adiós… Hasta pronto.

-¡Alonso! ¡Alonso! -dijo ésta, volviéndose con rapidez; pero cuando quiso o aparentó querer detenerle, el joven había desaparecido.

A los pocos minutos se oyó el rumor de un caballo que se alejaba al galope. La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho que coloreó sus mejillas, prestó atento oído a aquel rumor que se debilitaba, que se perdía, que se desvaneció por último.

Las viejas, en tanto, continuaban en sus cuentos de ánimas aparecidas; el aire zumbaba en los vidrios del balcón y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.

III

Había pasado una hora, dos, tres; la media noche estaba a punto de sonar, y Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una hora pudiera haberlo hecho.

-¡Habrá tenido miedo! -exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos que la iglesia consagra en el día de difuntos a los que ya no existen.

Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso.

Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído a par de ellas pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana.

-Será el viento -dijo; y poniéndose la mano sobre el corazón, procuró tranquilizarse. Pero su corazón latía cada vez con más violencia. Las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo prolongado y estridente.

Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden, éstas con un ruido sordo y grave, aquéllas con un lamento largo y crispador. Después silencio, un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la media noche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota no obstante en la oscuridad.

Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar: nada, silencio.

Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada, oscuridad, las sombras impenetrables.

-¡Bah! -exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho-; ¿soy yo tan miedosa como esas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja de aparecidos?

Y cerrando los ojos intentó dormir…; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento.

El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblan tristemente por las ánimas de los difuntos.

Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora: vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto sangrienta y desgarrada la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso.

Cuando sus servidores llegaron despavoridos a noticiarle la muerte del primogénito de Alcudiel, que a la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca; blancos los labios, rígidos los miembros, muerta; ¡muerta de horror!

IV

Dicen que después de acaecido este suceso, un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas, y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y, caballeros sobre osamentas de corceles, perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada, que con los pies desnudos y sangrientos, y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.

 

43 Respuestas a “EL MONTE DE LAS ÁNIMAS

  1. Javier

    1 noviembre, 2013 at 12:21

    Esta ya la leí el año pasado, pero no recordaba que estuviera tan bien, a mí me ha gustado porque es de intriga y de terror, sobre la marcha me ha ido interesando más y más. Lo que más me ha llamado la atención es cuando Alonso le cuenta a su prima la historia de terror que pasó en la ciudad hace años y cuándo ésta le dice a Alonso que ha perdido el pañuelo, él va a buscarlo y no vuelve.

     
  2. Eriel

    23 febrero, 2013 at 19:16

    La historia está muy bien, me ha gustado mucho porque es de miedo, pero me gustaría que fuera de verdad, así podría ir a Soria los días de difuntos porque no le tengo miedo a nada, menos a la oscuridad. Ha estado muy chula

     
  3. Sergio G

    23 febrero, 2013 at 10:30

    Esta historia me ha gustado mucho, porque cada vez se iba haciendo más interesante y ese es el tipo de historias que me gustan. Trata de los primos Alonso y Beatriz que salen al monte de las ánimas y cuando llegó la noche, los primos se iban a separar y Beatriz le iba a dejar a Alonso un recuerdo pero lo perdió en el monte y Alonso salió a buscarlo. Beatriz vio que no regresaba y pasó una noche muy mala y con mucho miedo, a la mañana siguiente un conde le informo a Beatriz que Alonso había muerto, porque unos lobos le habían desgarrado y ensangrentado la banda, y murió de miedo.

     
  4. Nerea

    22 febrero, 2013 at 14:04

    Me ha gustado mucho, es muy chula, aunque sea muy larga es muy divertida. Es de intriga y esta lectura es una de mis favoritas porque es de terror, además me ha gustado que Beatriz no le daba miedo nada.

     
  5. Carmen

    22 febrero, 2013 at 14:02

    Ha estado muy bien, pero da un poquito de miedo y a la vez un poco de pena.

     
  6. Eva

    22 febrero, 2013 at 14:02

    Es muy chula, me ha gustado bastante, pero me hubiera gustado más que nos la hubieras contado tú la historia, porque es muy larga.

     
    • ariasgonzalo2014

      22 febrero, 2013 at 16:47

      Tienes razón, Eva, debía haberla leído, pero el tiempo es escaso y no nos daba tiempo, llevamos tres días con esta historia y había que terminarla ya.
      Lo tendré en cuenta la próxima vez.
      Un saludo.

       
  7. YOMALI

    22 febrero, 2013 at 14:00

    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ha sido alucinante, me ha gustado!!!!!!!!

     
  8. Aitana

    22 febrero, 2013 at 13:56

    Es muy guay. Me ha gustado mucho,aunque es muuy larga, pero se la he leído a mi hermana y le ha dado mucho miedo.

     
  9. Natalia

    22 febrero, 2013 at 13:52

    Segundo, está chulísima, me encantan las historias de miedo y, sobre todo esta, porque los difuntos se levantan.

     
  10. Elena

    22 febrero, 2013 at 13:42

    Ha sido chula y de un poco de miedo pero muy entretenida, a mí me ha gustado mucho, era de miedo e intriga y cuando se levanta ensangrentada es la parte más chula de la historia.

     
  11. Sara Lorena

    22 febrero, 2013 at 13:42

    Es muy chula, es de terror y me ha gustado.Todo el mundo debería leerlo porque intriga.La intriga crece cada párrafo, te da más intriga. Leedlo, os lo recomiendo.

     
  12. Álvaro G

    21 febrero, 2013 at 21:25

    Me ha gustado pero no daba mucho miiedo.

     
  13. Victor

    21 febrero, 2013 at 16:41

    Me ha gustado porque es una historia de intriga.Nos cuenta la historia de unos condes, su hija Beatriz y su primo Alonso. Se hicieron un regalo,él le entregó un collar y ella una banda, que perdió en el bosque.Cuando Alonso fue a buscarla ya no regresó. A la mañana siguiente solo apareció la banda ensangrentada. Esto es lo que menos me ha gustado, no me gusta la muerte.

     
  14. Miguel

    21 febrero, 2013 at 16:12

    Me encantan los libros de terror y por eso, Segundo te felicito por el libro.
    Mi parte favorita está al final y esa parte, es cuando los muertos salen de sus tumbas.
    A todo el que le guste el terror, como a Javier; le recomiendo este libro… » EL MONTE DE LAS ÁNIMAS».
    Un defecto que tiene, como dicen todos, es un poco larga.

     
  15. Sergio O

    21 febrero, 2013 at 11:32

    No me ha dado tanto miedo pero eso sí me ha gustado lo de los muertos ha dicho muchas cosas sangrientas, o sea que a nadie no le ha parecido bonito.

     
  16. David

    21 febrero, 2013 at 11:30

    Es muy chula solo que muy larga

     
  17. Joel

    21 febrero, 2013 at 11:18

    La historia ha sido bastante guay porque es de terror, horror y intriga pero lo que no me ha gustado es lo del final.

     
  18. Laura.S.

    21 febrero, 2013 at 11:16

    Ha molado solo que como dice Javier de terror y de intriga sobre todo de intriga, me ha gustado mucho, solo que es larga. ;):):):O.

     
  19. Alvaro H.

    21 febrero, 2013 at 11:13

    Segundo, la leyenda ha estado muy bien, da un poco de miedo pero no es para tanto. Lo de lo muertos en el día de todos los santos no es muy normal, ¡¡¡¡¡me he quedado alucinado!!!!!

     
  20. Álex

    21 febrero, 2013 at 11:12

    Me ha gustado mucho porque es de terror es muy chulo pero lo que no me ha gustado es que se quieran dos primos
    para el que le quste leer cuentos que se lea éste.

     
  21. Sara

    21 febrero, 2013 at 11:08

    La historia está muy bien pero es un poco terrorífica y muy larga. Pero me ha gustado, ¡¡¡ es muy guay !!!.

     
  22. Ana

    21 febrero, 2013 at 11:05

    Trata de una historia de amor, misterio y terror. dos primos enamorados. Alonso, el principe de Soria muere en la noche de los difuntos en el monte de las Ánimas. Su prima se vuelve loca al saber la noticia. Se dice que un señor antes de morir, se encontró a una chica hermosa corriendo y dando vueltas a la tumba de Alonso.

     
  23. Helena Coco

    21 febrero, 2013 at 10:06

    Trata sobre un conde, Beatriz y su primo Alonso, la leyenda trata sobre el día de los Difuntos. Alonso le regaló a Beatriz el collar de su madre y Beatriz cuando le iba a regalar a Alonso su banda azul, ella le dijo que la había perdido en el monte de las Ánimas, Alonso fue a por ella pero nunca volvió. Beatriz sorprendida se despertó con la banda con sangre y desgarrada.

     
  24. Jorge

    21 febrero, 2013 at 10:02

    Segundo la historia está guay, porque esas historias son de mis favoritas.

     
  25. Alejandra

    21 febrero, 2013 at 10:01

    Me ha gustado mucho sobre todo cuando los muertos salen de las tumbas.

     
  26. Lucía F.

    21 febrero, 2013 at 10:00

    Me ha gusta mucho, pero es muuy larga. Es interesante y divertida.

     
  27. Paula A.

    20 febrero, 2013 at 21:35

    Me ha gustado mucho, porque a mi me gustan las historias de terror. Según la leía me he sentido como si yo fuera Beatriz, y me he asustado en algunos momentos de la historia un poco.Aunque me ha gustado mucho, NO PIENSO IR AL MONTE DE LAS ANIMAS en la noche de los difuntos. No saldría viva.

     
  28. Alba

    20 febrero, 2013 at 21:19

    Esta historia si se supone que es de miedo no es muy buena. Lo que cuenta es un poco anormal. Me llaman mucho la atención las palabras que usa para narrar la historia por su rareza.

     
  29. Maria Hernandez Sastre

    20 febrero, 2013 at 20:45

    Esta historia ha estado muy bien aunque es un poco larga espero que la leáis todos y que os guste mucho.

     
  30. Christian

    20 febrero, 2013 at 19:37

    La leyenda es chulísima,de terror y miedo:mientras unos primos(Beatriz y Alonso) fueron de caza con unos amigos,Alonso contó la historia de las ánimas y Beatriz le dijo que solo quería asustarla. Cuando fueron a la iglesia del pueblo,Beatriz se dispuso a pasar la noche en la igesia mientras Alonso volvía al monte de las Ánimas para encontrar y coger la banda azul que representaba el alma de Beatriz. Beatriz pasó toda la noche sin dormir porque oía ruidos fuera. A la mañana siguiente,sus amigos le cuentan a Beatriz que Alonso había muerto por la culpa de unas fieras:los lobos;pero se la encuentran en el suelo blanca y palida.Estaba muerta por…¡Terror!Terror debido a que visualizó la banda azul que fue a recuperar Alonso, toda desgarrada y ensangrentada.

     
  31. Iris

    20 febrero, 2013 at 18:47

    ¡¡¡Aaaah!!!! Segundo, qué miedo lo de las leyendas. Da miedo pero la verdad es que no me lo creo, aunque si fuera verdad no me acercaría a ese monte nunca y por cierto he leido lo que ha puesto Javi y no estoy de acuerdo, no pongas más que dan miedo.

     
  32. Javier

    20 febrero, 2013 at 18:12

    Me ha gustado mucho porque era de terror y de intriga , muy chula sobre la marcha me impresiono la historia que le contó Alonso a su prima , sobre todo cuando se levanta ensangrentada, me impresionó mucho. Yo la recomiendo porque es de intriga y de terror , para los que le gusta leer cuentos yo le recomiendo leer este.

     
  33. Lucía

    20 febrero, 2013 at 18:10

    Me ha gustado mucho, pero a la vez ma ha dado un poco de miedo ya que me dan miedo los lobos.
    Bueno la leyenda, yo en clase hay un libro parecido. Es muy interesante ir leyendo y a la vez temblar de miedo, daría mucho miedo, me ha parecido muy interesante cuando la pobre Beatriz estaba muerta de horror, he sentido mucho miedo, porque si te encuentras a un amigo tuyo tumbado en tu ventana y muerto, pues te da un ataque de miedo. y te pones a gritar que es parecido a la leyenda, me ha dado miedo y pena. Los esqueletos, pues bueno no pueden andar, eso si alguien lo sueña. Bueno me ha parecido de miedo, tristeza y dolor, para mí ha estado muy bien me ha encantado.

     
  34. María Zubeldia Marínez

    20 febrero, 2013 at 18:07

    La leyenda es muy larga aunque me ha gustado, da un poco de miedo, por eso no me ha gustado más, porque a mí no me gustan las historias de miedo. Al principio no la entendía y me resultaba un poco rara, pero luego ya la he ido entendiendo y ya me ha gustado.

     
  35. Ricardo

    20 febrero, 2013 at 17:46

    Ha sido muy chula. Mi parte favorita es cuando dice que se ven las huellas de esqueletos; cuando la he leído he sentido intriga sobre lo que iba a suceder. Los personajes no me han parecido muy buenos. La lectura era un poco larga pero lo que cuenta es muy guay

     
  36. Carlos

    20 febrero, 2013 at 17:20

    Me ha encantado, da mucho miedo, muchas gracias Segundo

     
  37. María L

    20 febrero, 2013 at 17:09

    A mí me ha encantado la leyenda. He tardado algo en leerla pero ha merecido la pena. Espero que a vosotros también os haya gustado, pero cuidado !!!ES DE TERROR¡¡¡

     
  38. María.M

    20 febrero, 2013 at 16:45

    Segundo, aunque haya sido larga muuy larga ha estado bastante bien, sobre todo me ha dado un poco de miedo y también hay cosas que no he entendido, pero ya me las dirás en clase. Ha sido un poquitín rara pero muy chula quiero que pongas más historias de esta forma para que cada uno opine lo que quiera, a mí me ha parecido incluso divertida.

     
  39. Amaya

    20 febrero, 2013 at 16:38

    A mí me ha gustado, no mucho, pero me ha gustado. Lo malo es que es muyyyyy larga, cuando empecé a leerla me estaba durmiendo, pero después me empezó a interesar. Segundo, espero que pongas otra cosa de éstas, pero más corta por favor.

     
  40. Sergio B

    20 febrero, 2013 at 16:37

    Chulísima lectura de terror y de intriga, a ver cuando nos pones otra de éstas de nuevo, porque a mí me ha gustado mucho sobre todo cuando los difuntos resucitan.

     
  41. Marta

    20 febrero, 2013 at 16:28

    La historia está muy guay pero es un poco larga.

     
  42. Juan

    20 febrero, 2013 at 16:02

    La leyenda trata sobre unos condes , su hija y el primo de su hija. Están en un palacio y ese día era el día de difuntos. Los condes, su hija Beatriz y su primo Alonso fueron de caza. Por la noche Alonso contó la historia de las ánimas que trataba de unos guerreros que murieron en una guerra y la noche de difuntos resucitan. Alonso le regaló a Beatriz un collar de su madre, y Beatriz le queria regalar la banda de la caza a Alonso. Pero Beatriz la perdió en el monte de las Animas. Alonso fue a por ella pero no volvía. Beatriz pasó una noche muy mala. Por la mañana, cuando Beatriz se despertó vio su banda sangrienta y desgarrada.

     

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